La verdad que tuve suerte, pues en el post-parto me encontraba como si no fuese yo la que hubiese dado a luz. Así que por un lado agradecí las visitas, que me hicieron compañía.
Pero claro, mi nene no cogía el pecho, y a mí me faltaban momentos de intimidad para sacar tranquilamente la teta y armarme de paciencia.
Al final esperaba a quedarme sola en algún momento. Y entre eso y que me ha salido un niño nada llorón, el pobre comía nada y menos. Adelgazó bastante en el hospital, menos mal que al llegar a casa hemos estado más tranquilos y ha podido comer cuando ha pedido.
Y es que veces la gente no sabe que necesitas quedarte a solas con tu bebé para ciertos momentos.
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