La semana pasada en matronatación nos dijeron que metiésemos a los bebés debajo del agua. Los que no lo habían hecho nunca, solo meter la cabeza y salir, los que ya lo habían hecho más veces, desplazarse debajo del agua como si buceasen.
El monito estaba con su padre, que le sopló en la cara y le metió despacito. Salió con cara de asombro, pero no se asustó ni lloró, y siguió la clase como si nada, sonriendo a su padre.
Viendo que hay bebés que se pasan la clase llorando (y eso que hay pocos que sean tan pequeños como el monito) da gusto ir así a la piscina, ni una lágrima, ni un quejido, se pasa las clases disfrutando.
Así que hemos superado una prueba más, ahora ya tenemos un monito casi buceador.
El monito estaba con su padre, que le sopló en la cara y le metió despacito. Salió con cara de asombro, pero no se asustó ni lloró, y siguió la clase como si nada, sonriendo a su padre.
Viendo que hay bebés que se pasan la clase llorando (y eso que hay pocos que sean tan pequeños como el monito) da gusto ir así a la piscina, ni una lágrima, ni un quejido, se pasa las clases disfrutando.
Así que hemos superado una prueba más, ahora ya tenemos un monito casi buceador.
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